Sanidad Interior
LA SANIDAD INTERIOR
Introducción: (sanidad interior) A veces no
entendemos porque somos rebeldes a Dios, o porque herimos a nuestros seres
amados, o porque no crecemos en el Señor… aunque Israel era el pueblo de Dios,
a veces su actitud hacia Dios era la de un pueblo pagano, a veces comparado con
Sodoma y Gomorra… por qué?
Es esencial un acercamiento genuino a Dios, donde permitimos su obra en los más
profundo de nuestro ser. Leamos este importante estudio
I. ¿QUÉ
ES LA SANIDAD INTERIOR?
A)
Es un proyecto divino que procura la restauración del hombre.
Nota: Dios ha diseñado restaurar al hombre caído y a la
creación que sufrió las consecuencias de ésta caída en el Edén. Al
principio el hombre era completamente espiritual (quiero decir su espíritu gobernaba
su ser), pero con la caída se volvió almático, víctima de sus pasiones y
sentimientos (perdiendo las virtudes del principio).
Es por eso que el hombre debe ser
redimido en su totalidad, espíritu, alma y cuerpo (Éste cuerpo es sanado y será
transformado, nuestra alma es restaurada y transformada, y nuestro espíritu
recibe nueva vida y restauración, pues la Biblia habla del espíritu algunas
aflicciones, por ej: “tribulación de espíritu”, “quebrantamiento y aflicción de
espíritu” y otros).
Esto implica un trabajo desde lo profundo del hombre, desde su corazón (por eso
la expresión "sanidad o sanación interior"), hablamos de
salvación, restauración, sanidad, liberación, santificación, etc.
B)
Es un proceso divino (No es algo inmediato, se inicia con el nuevo nacimiento).
C)
Es un tratamiento divino (Es una obra de Dios; sólo él puede sanar y restaurar
el corazón del hombre, pues al fin y al cabo es su Creador).
II. RESULTADOS
DE LA SANIDAD INTERIOR:
A) Una vida sana.
Nota: Hablamos de una sanidad integral = en el cuerpo,
alma y espíritu. Por Ej: la falta de perdón produce multiples enfermedades (por
ej: en el corazón, la piel, parálisis, tumores, etc), un ejemplo bíblico lo
vemos en Ana, esposa de Elcana (1 Sam. 1:1-7).
B) Una vida santa.
Nota: Una vida que camina en la voluntad de Dios, una
vida que irradia la presencia de Dios. La santidad es el resultado de un
corazón sano y restaurado.
C) Una vida de servicio.
Nota: Es decir llevaremos fruto para Dios, seremos vasijas
que portan la gloria de Dios, que llevan la unción del Espíritu Santo, el
apóstol Pedro lo dijo: “de lo que tengo te doy”. La sanidad interior nos
hace instrumentos idóneos para Dios.
III. EL FUNDAMENTO DE LA SANIDAD INTERIOR:
A) El sacrificio de Cristo, Is. 53:4-5.
Nota: Jesús sufrió todo esto no sólo para darnos
seguridad de la salvación eterna en el cielo, sino para darnos sanidad aquí en
la tierra: “llevó nuestras enfermedades… sufrió nuestros dolores… por su llaga
fuimos nosotros curados…”. Esto lo demostró Jesús aún en su ministerio terrenal
antes de la cruz: Lucas 4:16-19, la frase:
“Me
ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón”
Nos
habla de una labor al interior del hombre (esto es sanidad interior)
en corazones quebrantados, que según el término griego quiere decir que han
sido despedazados, estropeados, quebrados, derrotados completamente… Así como
también cuando nos habla de libertar a los cautivos y oprimidos, no habla de
cárceles físicas, sino espirituales… (Muchas cosas en nuestra vida provocaron
el quebrantamiento o heridas del corazón, y el encarcelamiento
emocional).
B) La Palabra de Dios, Sal. 107:20 y Heb. 4:12.
Nota: la Palabra de Dios produce vida, es cortante (como
un bisturí que corta los tumores del pecado), genera orden en la estructura del
ser humano (espíritu, alma y cuerpo) y saca a la luz las malas intenciones de
nuestro corazón…
C) La acción sobrenatural del Espíritu Santo, Is.
61:1-4.
Nota: Éste pasaje nos expresa la voluntad de Dios para su
pueblo: sanidad de corazón, sanidad física, libertad para aquellos que están en
cárceles espirituales, consolación, gozo, reedificación, restauración… Hoy día
estamos en el ministerio del Espíritu Santo y esto es lo que él quiere traer a
su pueblo.
Reflexión: Dios quiere trabajar en lo profundo de tu
corazón, traer libertad, sanidad, restauración y orden a tu corazón, él
requiere un acercamiento sincero, genuino, humilde, que reconoce su condición y
necesidad, el Espíritu Santo quiere ayudarte. Permitamos a Dios hacer su obra
en nosotros. En Jesucristo encontramos la sanidad interior.
Podemos
ver la sanidad interior y su importancia en la vida de José el
hijo de Jacob: “José reconoció a sus hermanos en cuanto los vio;
pero hizo como que no los conocía, y hablándoles ásperamente les dijo: ¿De
dónde habéis venido?... De Canaán, para comprar alimentos… y les dijo: Espías
sois” Génesis 42:7,9.
La Biblia nos enseña que José ha tenido un respaldo
maravilloso de Dios. De tal forma que ahora era el gobernante de la tierra, era
quien vendía trigo a todos los pueblos (Génesis 42:6). Era un hombre de poder y
autoridad, el faraón tenía completa confianza en él.
Entonces desde el punto de vista norma y natural
José estaba en su mejor tiempo. Sin embargo, aparecen sus hermanos y traen con
ellos los tristes y dolorosos recuerdos de la adolescencia de José y las
difíciles relaciones que hubo entre ellos.
Como cualquier persona, José reacciona ante la
presencia de sus hermanos de acuerdo a las heridas producidas años atrás
(dolor y heridas que no habían sido curadas), habían transcurrido unos
veintidós años, y José los trató como enseña la Biblia con indiferencia,
aspereza, también los acusa de ser espías y finalmente los envió a la cárcel
por tres días (Génesis 42:17).
Esto nos deja ver que el paso del tiempo no sana
por si solo las heridas, pues quien realmente sana las heridas del corazón se
llama Jesucristo, es él quien con su poder y amor trae sanidad interior.
Las reacciones que podemos ver en de José son un
espejo de las nuestras cuando no hemos sanado el corazón, es decir cuando no
hemos perdonado. La indiferencia (“hizo como que no los conocía”) con la cual
se procura ignorar la realidad, la aspereza (“hablándoles ásperamente”) con la
que se busca demostrar la ausencia de cualquier debilidad, y la falsa acusación
y encarcelamiento de sus hermanos.
Estos son actos con los cuales probablemente quería
que sintieran el dolor que él vivió años atrás cuando lo lanzaron a una
cisterna (estos son los deseos de venganza o justicia propia, muy ocultos en el
corazón herido, al igual que aquellos deseos de fracaso ajeno por las
injusticias recibidas).
Es muy interesante ver que es posible vivir,
alcanzar éxitos y grandes metas, y aun llegar a gobernar con el corazón herido.
A pesar de aquellos grandes logros José requería la sanidad de su corazón, y es
Dios mismo quien prepara el escenario.
No importa cuánto poder o unción llegues a
alcanzar, o cuan prospero llegues a ser, o los niveles de autoridad a los
cuales el Señor te permita llegar, siempre estaremos aprendiendo y siendo
procesados por las poderosas y bondadosas manos del Alfarero, quien da la forma
a la vasija como él quiere
Es muy importante que la sanidad interior venga
al corazón del hijo de Dios, que éste la acepte y asimile, pues de lo contrario
el corazón herido dañará a los que están bajo su dirección, por su inseguridad
emocional provocará deserción en sus filas y conducirá al caos y fracaso a
aquellos que dirige (esto es su familia, iglesia, empresa, ministerio, entre
otros).
Conclusión: Perdonar es un estilo de vida,
nos acerca a Dios, nos libra de la amargura, de la tristeza y trae sanidad y
libertad. La sanidad interior nos conduce por el camino del
propósito divino, y esa sanidad, esa libertad, será cada vez mayor y como un
bálsamo del Dios sanador y restaurador, que nos impulsa y fortalece a seguir
por la senda del llamado del Señor Jesús.
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